Dr. Claude Lara Brozzesi
Delegado Permanente Alterno del Ecuador ante la UNESCO

“Quito y las Islas Galápagos cuya inscripción había sido propuesta por el Ecuador figuran en esta primera lista, lo que confiere así una solemne consagración a su valor universal. Esta consagración que ningún otro sitio parece merecer en mayor grado, es un homenaje rendido a la belleza de un país y a la calidad de sus hombres”. Amadou-Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO

Al celebrar en la Comunidad internacional, en 2012, los cuarenta años de la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural de la Unesco (1972-2012), nos parece indispensable -con nuevos documentos y como contribución al cuadragésimo aniversario- participar en la mejor difusión de las actividades de la diplomacia cultural ecuatoriana que, en 1978, logró que el Centro histórico de Quito y el archipiélago de Galápagos sean los primeros sitios en el mundo en ser registrados en la Lista del Patrimonio Mundial, mecanismo fundamental de este tratado.

A manera de introducción, recordemos lo que escribió tan acertadamente el Embajador Mauricio Montalvo al respecto: “En vista de la función decisiva que cumplió el Servicio Exterior en estos procesos y sin la cual hubiese sido imposible la inscripción tanto del Centro Histórico de Cuenca como de la Reserva Marina de Galápagos en la Lista del Patrimonio Mundial, creo que es propicia la ocasión para revisar la presencia y participación de la diplomacia ecuatoriana en el patrimonio mundial.  En efecto  se trata de una filiación que no se restringe a estos casos recientes sino por el contrario se remonta a los orígenes mismos del patrimonio mundial. Como se podrá advertir en las líneas que siguen, el Servicio Exterior ha estado presente, de una manera u otra, en todos los acontecimientos más importantes y decisivos del Ecuador en el patrimonio mundial. En todos los otros sitios del país inscritos en la Lista (Centro Histórico de Quito, Islas Galápagos y Parque Nacional Sangay) tanto en sus procesos de nominación  como en su gestión posterior se ha contado con la atención y cuidado de la diplomacia ecuatoriana” (1).

Como bien lo manifestó el Embajador Mauricio Montalvo, no sólo “las Islas Galápagos y el Centro de Quito tienen el honor de constar en el primer grupo de sitios del mundo en la Lista y no sólo ello, sino que el registro oficial del Patrimonio Mundial les concedió las inscripciones 1 y 2, respectivamente” (2).

En efecto: “La  diplomacia ecuatoriana participa en los asuntos relativos al patrimonio mundial desde la gestación de la reunión de expertos que prepara el proyecto de Convención. Según los archivos correspondientes, en la Embajada (París, 4-22 de abril 1972) participó A. Darío Lara, entonces Agregado Cultural del Ecuador en Francia y en las reuniones de la Conferencia General que aprobó la Convención (16 noviembre 1972) representó al Ecuador en la discusión Filoteo Samaniego, que a la época era Director Nacional de Patrimonio Artístico. El Ecuador es el décimo quinto país en el mundo y el primero en América latina en formar parte de la Convención; el instrumento de aceptación lo refrenda el Canciller Antonio Lucio Paredes el 30 de septiembre de 1974 y su depósito lo realizó Carlos Uribe Lasso, en su calidad de Encargado de Negocios ante la UNESCO, así desde el 16 de junio 1975 el Ecuador es parte de la Convención (3).

Para contextuar el valor histórico de los documentos que presentaremos a continuación, transcribimos esas explicaciones necesarias para evaluar mejor todo este proceso: “Ecuador formó parte del primer Comité Intergubernamental (1976-1980) al cual correspondió el examen, evaluación y aprobación de los primeros sitios a ser admitidos en le Lista. Esta elección la obtuvo el propio Embajador Antonio Lucio Paredes, Delegado Permanente ante la UNESCO entre noviembre 1975 y octubre 1979, quien representó al país en la primera sesión de la Asamblea General de Estados Partes de la Convención (Nairobi, Kenia, 26 de noviembre 1976). Es este el primer Comité que inscribe las Islas Galápagos y el Centro Histórico de Quito. El entonces Consejero en Washington Luis Gallegos Chiriboga junto con el Director del Instituto Nacional de Patrimonio cultural, Rodrigo Pallares, representó al Ecuador en esta histórica reunión que tiene lugar en Washington el 8 de septiembre 1978. Los expedientes de Galápagos y Quito, dada la época de presentación y la ninguna experiencia del Comité, son bastante simples y sin las sofisticaciones técnicas que ahora se exigen. Es cierto que las virtudes intrínsecas de ambos sitios hacían evidente su admisión en la Lista, pero aquello no impide reconocer la importante acción que deben haber cumplido los delegados ecuatorianos en la defensa y calificación de las nominaciones. Aunque no tienen a su cargo la elaboración y presentación de estos expedientes, hay que reconocer la contribución a estas nominaciones y, en general, a la inserción del país durante los primeros años de vigencia de la Convención, del Embajador Lucio Paredes, ya citado, de Gonzalo Abad Grijalva, primero como miembro del Consejo ejecutivo de la UNESCO (1976-1980) y luego como Delegado Permanente ante la Organización (entre febrero 1980 y junio 1983) y, en casos que actuó como encargado de Negocios, del Delegado Alterno Patricio Palacios” (4).

El resultado obtenido por la diplomacia ecuatoriana, lo resaltó con claridad y precisión Amadou-Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO, cuando fue invitado a Quito, el 27 de julio de 1979, al afirmar:   “El Ecuador, primer país, de América Latina que ratifica el Convenio, ha sido elegido miembro y Vicepresidente del Comité de la primera Asamblea General de los Estados Miembros. Ha sido también el primer Estado Miembro del Convenio en  presentar propuestas de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial”. Por esta razón reproduciremos este discurso en su totalidad, así como las partes más relevantes traducidas posiblemente por primera vez al español, del informe de la segunda sesión del Comité Intergubernamental de la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, de octubre de 1978 y, para concluir este homenaje, una serie de artículos del doctor A. Darío Lara quien, como diplomático, participó también a esta inscripción.

ALOCUCION DEL SEÑOR AMADOU-MAHTAR M’BOW EN LA CEREMONIA DE INSCRIPCION DE QUITO Y LAS GALAPAGOS EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL, CULTURAL Y NATURAL, Quito, 27 de julio de 1979. (5)

Señores Ministros,
Señores Miembros del Parlamento,
Señor Alcalde,
Señor Rector,
Excelencias,
Señoras, Señores:

Es con emoción que vuelvo a encontrarme, una vez más, en esta ciudad hecha de piedras y nubes según la expresión de uno de vuestros grandes poetas con motivo de la colocación de las placas que dejan constancia, simultáneamente, de la inscripción del centro histórico de Quito y de las Islas Galápagos, en la lista del patrimonio mundial cultural y natural.

Esta ceremonia marca en efecto el feliz término de los esfuerzos pacientes desplegados por todos aquellos que, en el Ecuador así como en el resto del mundo trabajan para que se preserven, para siempre, las obras de arte y los lugares privilegiados de la naturaleza, los mismos que por su calidad constituyen indivisiblemente el bien común de la humanidad.

Quiero manifestar aquí toda mi gratitud al pueblo ecuatoriano y a su Gobierno, por la parte importante que han tenido en este esfuerzo, así como por la excepcional calidad de los vínculos que han contribuido a entrelazar, entre su país y la UNESCO.

Quisiera también subrayar la contribución importante que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aportan a los proyectos de cooperación entre el Ecuador y la UNESCO, quisiera finalmente agradecer al Arquitecto Rodrigo Pallares, Director Nacional del Patrimonio Cultural, por la eficacia de su participación en las obras del Comité del Patrimonio Cultural, así como al señor Teodoro Suárez, Director de los Parques Nacionales, por su confianza y fiel colaboración y manifestar una vez más al señor Fernando Dobronsky, Ministro de Educación, Presidente de la Comisión Nacional del Ecuador para la UNESCO cuanto he apreciado el clima de confianza y de mutua estima que ha rodeado siempre a nuestras relaciones de trabajo.

Señoras y Señores, el hombre se esfuerza, y con justa razón, en el mundo por eliminar, en cualquier parte donde subsistan la injusticia y la miseria; acrecienta su dominio de la naturaleza y mejora constantemente las condiciones materiales de su existencia. Pero lo hace muy a menudo sin considerar las consecuencias que de ello pueden resultar para su marco de vida y para su equilibrio mismo, propenso como es a concentrar su atención tan sólo en los problemas del presente, descuidando así los aportes fecundantes del pasado y haciendo prevalecer por lo general las consideraciones de la productividad y de la rentabilidad inmediata sobre aquellas de la cultura y de la ecología.

Así, el único desarrollo real es aquel que preserva la existencia del hombre, mejora sus condiciones de vida y permite el florecimiento de todas sus facultades y de todas sus aspiraciones materiales así como intelectuales, espirituales y morales.  Tal desarrollo supone el doble respeto de la identidad de cada pueblo y de la integridad de su marco de vida. Pues las esperanzas de hoy día son indisociables de la historia de ayer, y las aspiraciones de la sociedad son inseparables de las exigencias de su medio ambiente. Así, las obras cinceladas por la mano del hombre, los valores que constituyen el ser de los pueblos, como los sitios labrados por el tiempo, encierran una parte irremplazable de la memoria del mundo de la cual es esencial inspirarse para abrirse camino hacia el futuro.  Además la supervivencia del hombre de hoy como especie no puede disociarse de la salvaguardia del medio natural en el cual se establece, ya que todo atentado grave contra la seguridad de éste pueden tener consecuencias incalculables sobre la vida misma.

La UNESCO tiene por misión cuidar, no solamente de que se proteja el medio ambiente y en especial las obras y los sitios más significativos, sino también de que se los haga accesibles al mayor número. Ha tomado para el efecto múltiples iniciativas, entre las cuales una de las más esenciales ha sido la adopción, en 1972, por la decimoséptima sesión de su Conferencia general, del Convenio relativo a la protección del patrimonio mundial cultural y natural.

Este Convenio asocia, por primera vez, la salvaguardia del patrimonio cultural que comprende obras arquitectónicas, conjuntos monumentales o tradicionales y los sitios arqueológicos, inscripciones, grutas y grupos de elementos que tienen un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia – a la del patrimonio natural constituido por las reservas y los parques nacionales, representativos de la evolución de la tierra y de la diversidad de su flora y de su fauna.

El Convenio afirma las responsabilidades de la comunidad internacional entera con respecto a esta herencia, establece por primera vez un sistema de protección colectiva para los elementos significativos de la naturaleza así como para las obras más representativas del genio del hombre y que, por este concepto, revisten un valor mundialmente reconocido. Ha implementado una red de cooperación y asistencia internacional que propende a secundar a los Estados en los esfuerzos que despliegan para identificar y preservar sus bienes –instituyendo para el efecto un Comité Intergubernamental, el “Comité del Patrimonio Mundial”.

El Ecuador, primer país de América Latina, que ratifica el Convenio, ha sido elegido miembro y Vicepresidente del Comité de la primera Asamblea General de los Estados Miembros. Ha sido también el primer Estado Miembro del Convenio que presente propuestas de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial. La primera tarea del Comité ha sido en realidad la de emprender la difícil tarea de establecer esta lista. En su primera sesión celebrada en París en junio-julio de 1977, adoptó los criterios que permiten definir los lugares, culturales o naturales, dotados de un valor universal excepcional. Y con motivo de su segunda sesión, celebrada en Washington a principios de septiembre de 1978, escogió, según estos criterios, los doce primeros sitios juzgados dignos de formar parte del patrimonio mundial.

Quito y las Islas Galápagos cuya inscripción había sido propuesta por el Ecuador figuran en esta primera lista, lo que confiere así una solemne consagración a su valor universal. Esta consagración que ningún otro sitio parece merecer en mayor grado, es un homenaje rendido a la vez a la belleza de un país y a la calidad de sus hombres.

¿La misma ciudad de Quito no ha ofrecido a la acción del hombre un marco natural incomparable? A 2818 metros de altura, el volcán Pichincha y las colinas del Panecillo y del Ichimbía han suministrado en efecto a los edificadores sucesivos de la ciudad un relicario incomparable.  La capital del legendario Reino de los Quitus convertida en el siglo 15 en la capital de la parte norte del Imperio de los Incas, el Tahuantinsuyo, que ejercía ya en el hombre un atractivo irresistible. Y cuando los españoles fundan allí, en 1534, San Francisco de Quito, experimentan, al igual que sus antecesores, la fascinación del sitio.

Su sensibilidad artística se adapta a los grandiosos alrededores de los Andes, para dar nacimiento allí a un conjunto urbanístico de una potente originalidad. Los monumentos que allí se concentran, la armonía de sus formas, la riqueza y la variedad de las esculturas y las pinturas que los adornan, confieren a Quito un lugar central en el arte hispanoamericano constituido por aportes múltiples. Fusionando aportes múltiples: indígenas, españoles, italianos y flamencos, los artistas han desarrollando allí un estilo que ha resplandecido luego en todo el Continente, el de la “Escuela de Quito”.  Este excepcional conjunto de obras maestras del arte plástico que da testimonio tan intensamente de la sensibilidad y de la fe irreductible de un pueblo que bien se merece figurar en la primera lista del patrimonio mundial y que en este acto fue consagrado por la ceremonia impregnada de serena dignidad que nos reúne hoy.

Es por otro concepto evidentemente que las Islas Galápagos están inscritas en esta lista. Charles Darwin subrayó las características únicas que presentan las Islas debido a la enorme variedad de especies animales y vegetales que ahí se encuentran.  Este Archipiélago volcánico constituye un ecosistema complejo y único el cual, en razón principalmente de la influencia de las corrientes marinas que lo rodean y de la diversidad de las protecciones que la naturaleza volcánica de su relieve ofrece a la fauna y a la flora, da albergue a una concentración sin igual de animales y de plantas raras. Varios de ellos, por lo demás, han desarrollado características específicas determinadas por la influencia de tal medio ambiente. Las Islas Galápagos son con justa razón consideradas como un Museo viviente de la evolución de las especies. “Que, tanto en el tiempo como en el espacio, escribió Darwin al respecto, se tiene aquí la impresión de acercarse un poco a ese evento importante, ese misterio de los misterios  que representa la primera aparición de nuevos seres sobre la tierra”.

Gracias a la incansable labor, al valor y la inteligencia del pueblo ecuatoriana, la “Tierra deseada” de Quito así como las “Islas Encantadas” de Galápagos han podido hasta ahora sobrevivir a los cataclismos naturales y superar los conflictos provocados por la urbanización o por las fantasías de los hombres.

Es, de ahora en adelante, responsabilidad moral de toda la comunidad internacional, participar solidariamente en el esfuerzo que requiere su protección permanente.

De este modo podrán abrirse a la admiración del mundo, al propio tiempo que permanecen, señor Ministro de Educación, según la bellísima imagen  que usted utilizó al inaugurar el coloquio de arquitectos urbanistas  celebrado en 1977 bajo los auspicios de la UNESCO, semejantes a la “antigua casa familiar, siempre renovada y siempre viviente”.

La UNESCO al organizar en mayo-junio de 1978 en Quito y las Galápagos, con la colaboración del Ministerio de Educación  un seminario internacional de periodistas dedicado a la conservación del patrimonio cultural y natural del Ecuador, ha querido contribuir a dar al mundo una conciencia plena del valor de estos sitios para suscitar el anhelo de solidaridad que impone su preservación.

Yo quisiera reafirmar nuevamente ante los representantes del Gobierno del Ecuador, así como ante todo los participantes en la presente ceremonia, el firme compromiso de la UNESCO de apoyar en todos los campos de su competencia la obra de desarrollo de los recursos culturales y naturales de este país.

Por cierto, participó en la creación y el equipamiento del taller de restauración de los bienes culturales del Convento de San Agustín en Quito, al igual que colabora con la Casa de la Cultura, con el Centro Internacional de Estudios Superiores en Comunicación (CIESPAL) y el Departamento de Publicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero nuestra contribución, vosotros lo sabéis, no se limita a la defensa del patrimonio ecuatoriano. Cubre todos los campos de competencia de la Organización.

Desde los comienzos de esta década, el Ecuador había sido escogido como Sede de un proyecto piloto de alfabetización funcional –y efectué entonces, en calidad de Subdirector General para la educación, mi primera visita. Volví en enero de 1978 como Director General, durante un viaje que nos permitía hacer juntos el balance de la acción que se ha emprendido aquí en cooperación con la UNESCO.

En materia de educación, además del proyecto piloto que acabo de mencionar, la Organización ha prestado su colaboración, gracias principalmente a la financiación del PNUD, al esfuerzo de planificación y de administración de la educación, de desarrollo de la enseñanza rural y técnica, de creación del sistema nacional de nuclearización educativa para el desarrollo rural y la organización del Instituto Nacional de Capacitación del personal de enseñanza.

En el campo de las ciencias exactas, ha contribuido a la creación de la Estación Científica “Charles Darwin” en la Isla de Santa Cruz, suministrado su asistencia al Instituto Oceanográfico y a la Escuela Politécnica Nacional y prestado su apoyo para la elaboración de la política científica y tecnológica.

En el campo de las ciencias sociales, ha participado ampliamente en las actividades emprendidas bajo los auspicios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales con miras a favorecer el desarrollo y apoyado los esfuerzos de su Sede académica de Quito y del Instituto de Investigaciones económicas de la Universidad Católica de Quito.

Excelencias,
Señoras y Señores,

Nuestra generación está confrontada a una tarea sin precedentes en la Historia de la Humanidad –la de pensar el futuro y organizar el presente y al propio tiempo tomando en cuenta todas las especificidades, en términos que sean por primera vez, efectivamente universales. Es así que está llamada a realizar, basándose en la justicia y la solidaridad, una cooperación cada vez más fecunda entre las naciones del mundo, a fin de que el florecimiento de cada una de ellas, lejos de parecer una amenaza a las demás, sea por el contrario percibido como una promesa de enriquecimiento para todos.

Tal cooperación tiene probabilidades de lograr buen éxito únicamente si supera el marco de los acuerdos políticos o económicos entre Estados; si se extiende a los múltiples campos de la cultura que es la única que puede hacer nacer en el espíritu de los pueblos la plena conciencia de su destino común. Es por esto que la preservación de la herencia histórica de cada uno de ellos, con las ramificaciones que la han empujado a la secuencia de los siglos, en el resto del mundo, representa una condición vital de la comprensión y del respeto mutuos a escala planetaria.

El Ecuador y la UNESCO pueden con pleno derecho felicitarse, aquí, por esforzarse juntos de contribuir a ello.

Muchas gracias.

Antes de iniciar la Segunda Sesión del Comité Intergubernamental de la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, leemos: “En el  transcurso de los días futuros, los trabajos del Comité del patrimonio mundial marcarán una etapa importante para la promoción de la conservación del patrimonio cultural y natural de un valor universal excepcional en el mundo entero… f) Jimmy Carter (La Casa Blanca, Washington, el 1° de septiembre de 1978- mensaje dirigido al Sr. David Hales, Delegado del Comité del patrimonio mundial, Departamento de Estado, Washington, D.C. 20520- Anexo I)”. Para el Ecuador, pocas veces palabras formuladas por un Presidente estadounidense fueron tan acertadas. En efecto, la Ciudad de Quito y las Islas Galápagos  en esta sesión histórica, gracias a la actuación de la diplomacia ecuatoriana cambiará muy positivamente y para siempre la historia de nuestra urbe y nuestro archipiélago, como lo veremos a continuación al traducir al español, posiblemente por primera vez, las partes pertinentes de este informe de más de veinte páginas y, así, conocer mejor la actuación de nuestro Servicio Exterior Ecuatoriano:.

“CC-78/CONF.010/10 Rev

 París, 9 de octubre de 1978

Original: inglés

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA
COMITÉ INTERGUBERNAMENTAL DE LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL CULTURAL Y NATURAL
Segunda sesión
Washington, D.C. (Estados Unidos de América) 5-8 de septiembre de 1978
Informe final

INTRODUCCIÓN

1. La segunda sesión del Comité intergubernamental de la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (en adelante designado con el nombre de “Comité”) se celebró en Washington, del 5 al 8 de septiembre de 1978. Asistieron a la sesión los representantes de los Estados miembros del Comité del patrimonio mundial cuyos nombres son: Alemania (República Federal de), Australia, Canadá, Egipto, Ecuador, Estados Unidos de América, Francia, Iraq, Irán, Nigeria, Polonia, Túnez, Yugoslavia

[…]
APERTURA DE LA SESIÓN.

6. El Sr. David Hales, Subsecretario adjunto para la pesca y la fauna y los parques nacionales del Departamento del Interior de los Estados Unidos, en nombre de los Estados Unidos de América, ha deseado la bienvenida a los delegados.  Ha transmitido al Comité un mensaje escrito por el Presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, cuyo texto es reproducido en el Anexo I…

III. ELECCIÓN DEL PRESIDENTE, DE LOS VICEPRESIDENTES Y DEL RELATOR

12. Por aclamación, el Comité ha elegido como Presidente al Sr. David Hales (EE.UU.). Después, como Vicepresidentes, el Comité ha elegido por aclamación a los Delegados de: Egipto, Ecuador, Francia, Irán y Nigeria y, como Relatora, a la profesora Krzysztof Pawlowski (Polonia). El nuevo Presidente ha invitado a los delegados a manifestar su reconocimiento por aclamación al Sr. Firouz Bagherzadeh, por la forma magistral en que había dirigido los trabajos del Comité, el año pasado.
VI. EXAMEN DE ACTIVIDADES DE INFORMACIÓN AL PÚBLICO

26. El antiguo Relator presentó el punto de vista del Buró sobre este asunto. Ha subrayado que, en la opinión del Buró, convendría estudiar en los mejores plazos la puesta en marcha de una campaña publicitaria general para promover los objetivos de la Convención y los trabajos del Comité. Este tipo de campaña permitiría al público informarse sobre la importancia que reviste la conservación del patrimonio mundial; aceleraría las ratificaciones de los Estados miembros a la Convención; incitaría al pago de nuevas contribuciones al Fondo del patrimonio mundial y, de una manera general, permitiría emprender la acción educativa contemplada en el marco de la Convención misma.

27. Después de un muy largo debate, el Comité convino crear un subcomité encargado de proceder a un examen profundizado de las actividades que se deben emprender por el Comité, en el campo de la educación y de la información al público.
28. Entonces, el Presidente designó al Presidente y los miembros del subcomité; el primero en la persona del Sr. Peter Bonnett, los segundos son los delegados del Ecuador, Estados Unidos, Francia, Iraq, Irán y representantes de organismos consultativos.
29. Al rendir cuentas de los trabajos del subcomité, su Presidente subrayó los objetivos del programa de información al público propuesto. 1°) Debería concentrarse en los objetivos de la Convención, los trabajos del Comité, los criterios de inscripción de los sitios en la Lista del patrimonio mundial y en las diferentes formas de asistencia disponibles para los Estados a título de la Convención, al dar ejemplos de asistencia ya acordada. Se debería dar menos importancia a la Lista del patrimonio mundial hasta que haya suficientes sitios inscritos para que se vuelva realmente representativa del patrimonio mundial. 2°) El programa debería situarse en dos niveles: internacional y nacional. Al nivel internacional, deberían utilizarse las facilidades y los medios que ofrecen la Unesco, ICOMOS, ICCROM y la UICN. Al nivel nacional, los Estados partes en la Convención deberían ser ayudados a promoverla, al utilizar los mecanismos gubernamentales. El folleto acerca de la Convención, editado por el Gobierno canadiense y distribuido a los delegados, fue un buen ejemplo de la iniciativa de un gobierno. La asistencia de las organizaciones no gubernamentales, también debería ser utilizada por los Estados para promover los objetivos de la Convención. Se podría incluir no sólo a los comités nacionales de las organizaciones internacionales tales como ICOMOS o UICN, sino también a las otras organizaciones no gubernamentales, cuya finalidad es la conservación.
El Presidente del subcomité procedió luego a la presentación de sugerencias para un programa de tres años de información al público…

VIII. EXAMEN DE LAS PROPOSICIONES DE INSCRIPCIÓN EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL

36. El Relator anterior presentó al Comité la lista de bienes que, según el Buró, estarían admitidos en figurar en la Lista del patrimonio mundial.  Además llamó la atención del Comité acerca de tres bienes que figuran en esta lista, susceptibles de responder a los criterios relativos a la inscripción sobre la lista referida, pero para los cuales la documentación necesaria era incompleta al momento de la reunión del Buró.
37. El Comité examinó estos tres casos primero y ha comprobado con satisfacción que la documentación apropiada relativa a dos de estos bienes había sido recibido en el intervalo. En lo que concierne el tercer caso (el parque nacional “Ichkeul”), el Comité ha decidido, de acuerdo con el delegado de Túnez, postergar su decisión a la próxima sesión, bajo reserva de la recepción de las informaciones solicitadas.
38. Después de haber aceptado en su totalidad la lista propuesta por el Buró, el Comité decidió inscribir los doce bienes enumerados en adelante en la Lista del patrimonio mundial:

NOMBRES DE LOS BIENES INSCRITOS EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL

Canadá: Parque nacional histórico de Anse aux Meadows; Parque nacional del Nahanni
Ecuador: Islas Galápagos; Ciudad de Quito
Etiopía: Parque Nacional de Simien; Iglesias excavadas en la roca de Lalibela
República Federal de Alemania: Catedral de Aquisgrán
Polonia: Centro histórico de Cracovia; Minas de sal de Wieliczka
Senegal: Isla de Gorea
Estados Unidos de América: Parque nacional de Mesa Verde, Parque nacional de Yellowstone

39. Además, para su tercera sesión, el Comité decidió aplazar el examen de todas las otras proposiciones enumeradas en el documento CC-78/CONF/010/7. En lo que concierne esas proposiciones  y aquellas recibidas después de la reunión del Buró  (las cuales están enumeradas en el documento CC-78/CONF/010/7 Add; 1) (no ha sido posible proceder a un examen técnico exhaustivo, ni tampoco a la traducción y la comunicación a todos los Estados miembros del Comité, en los plazos impartidos antes de la segunda sesión). Por lo tanto, estos dos grupos de proposiciones serán transmitidos para su respectivo examen al Buró, antes de ser estudiados por el Comité durante su próxima sesión.

40. Entonces, el Presidente agradeció a los Estados partes por sus esfuerzos, los cuales han permitido establecer la Lista del patrimonio mundial. Igualmente recordó que de ninguna manera se debía interpretar la fecha y el orden de inscripción de un bien en la Lista del patrimonio mundial como una indicación según la cual el bien tiene las condiciones requeridas o como una apreciación acerca de su valor en relación con otros bienes que figuran en la Lista, debido a que todos respondían a los criterios adoptados por el Comité.
41. El Comité continuó con sus trabajos para examinar las futuras fechas de clausura apropiadas para la presentación de proposiciones de inscripción y decidió que para ser examinadas en la próxima reunión del Buró, las proposiciones de inscripción deberían llegar a la Secretaría, a más tardar el 1ro. de marzo de 1979. A partir de 1980, la fecha límite de presentación de las proposiciones será el 1ro. de enero, a fin de dar a la Secretaria, al ICOMOS y al UICN más tiempo para el análisis y el examen técnico de nuevas proposiciones de inscripción…
CC-78/CONF.010/10/Rev.
ANEXO III

LISTA DE PARTICIPANTES (A)

I. Representantes de los Estados Miembros del Comité del Patrimonio Mundial.
[…]
ECUADOR
Sr. Rodrigo Pallares
Director
Nacional del Instituto de Patrimonio Cultural

Dr. Luis Gallegos Chiriboga

Consejero
Embajada de la República del Ecuador

(A) Los otros miembros de esta segunda sesión del Comité fueron: Australia, Canadá, Egipto, Francia, República Federal de Alemania, Irán, Irak, Nigeria, Polonia, Túnez, Estados Unidos de América y Yugoslavia; los observadores: Brasil, Marruecos, Panamá, Suiza, Siria y una lista de Organizaciones invitadas a título consultativo” (6).

Después de cuarenta años de una histórica actuación diplomática, podemos afirmar que, con Etiopía y Polonia, el Ecuador es el primer país en el mundo en tener bienes cultural y natural inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial; luego que, en 1978, es el único país del continente americano y de América latina que la UNESCO reconoció como patrimonio cultural y natural (7).

Así, una vez puestos de relieve estos éxitos diplomáticos, una ilustración de esos documentos oficiales con la reproducción de una serie de artículos del actor y testigo de esos acontecimientos, nos parece una excelente conclusión.

Vigía de la Torre Eiffel (8)

LA CIUDAD DE QUITO Y LAS ISLAS GALÁPAGOS: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
I.
Dr.  A. Darío Lara
Especial para El Tiempo

Quienes hemos tenido la suerte de participar en los variados y solemnes actos de la declaración oficial de Quito Patrimonio de la Humanidad, el día viernes 26 de julio, no olvidaremos jamás que hemos vivido uno de esos momentos que marcan la historia de una ciudad, de una nación. Del acto solemne y académico del Palacio Legislativo, del acto cívico de la declaración oficial en la Plaza de la Independencia a la sesión solemne del Ilustre Municipio de Quito, las horas fueron luminosas y profundamente emotivas. Los discursos, las elocuciones que se pronunciaron pueden constituir un bello poema en homenaje a la histórica ciudad de Atahualpa y de Benalcázar, de Espejo y Mariana de Jesús; de tantos héroes y místicos, pintores y escultores, poetas y escritores que dan a nuestro país un puesto honorable en el concierto de los pueblos más cultos.

Las intervenciones del señor Amadou Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO, del señor Ministro de Educación, general Fernando Dobronsky, del Alcalde de Quito, señor Alvaro Pérez, del señor Rodrigo Pallares Zaldumbide…, ante las más destacadas, deberán guardarse en un libro de oro como páginas que eternizarán las glorias de la Ciudad ilustre.
El día sábado 27 debió declararse también a Galápagos como Patrimonio Natural de la Humanidad. No nos ha sido dado participar en los números de ese programa; los discursos no serán tan numerosos, tan elocuentes como los pronunciados en la Capital. Por lo tanto que se me permita -evocando algunos párrafos anteriores, poco conocidos de muchos lectores- recordar un breve, pero maravilloso capítulo relativo a esas islas encantadas, capítulo que me fue dado vivir muy lejos de la tierra ecuatoriana.
En los ya largos años de mi presencia en las oficinas de la Embajada del Ecuador en París, hay algunas fechas así como hechos que se destacan singularmente en la monótona labor cuotidiana y que permanecerá en la deleznable fragilidad del tiempo.
Así, como no evocar, veinte años después, la visita de la condesa de Moustier, para revelarnos el Diario de mis viajes alrededor del mundo de su Ilustre abuelo, el vizconde René de Kerret. Esta visita, este diario se hallan al origen de un libro y más que de un libro, de una serie de investigaciones. Cómo no evocar, en 1964, la visita del hijo parisiense de Juan Montalvo, al fin descubierto y encontrado para la historia montalvina.
Y, veinte años después, cómo no recordar otro acontecimiento que está al origen de una de las más bellas aventuras que me haya sido dado presenciar. En los primeros meses de 1958 en pleno invierno, me llegó aquel mensajero rubio, en realidad, Ghislaine la rubia indefinible, que venía en nombre de un amigo suyo para solicitar informaciones sobre las Islas Galápagos, la vigésima provincia de la República del Ecuador.
Aquel joven Alsaciano que en las tierras ardientes de Marruecos se ocupaba de asuntos educativos, aquel aficionado de fotografía, de películas y soñando en mundos exóticos, de maravillas, en algún lugar lejano, encantado… era Christian Zuber. Quizá por haber leído “Galápagos, Islas encantadas”, un artículo de una revista de la UNESCO, encaminó desde entonces su mirada y sus sueños a ese país desconocido.
Ghislaine fue el mensajero encargado de realizar el contacto entre Christian y la Embajada del Ecuador. Meses más tarde, un domingo de primavera, en una sala modesta y fría, el aprendiz de cineasta proyectaba para el Embajador Lisímaco Guzmán y el suscrito, sus primeros cortos metrajes: Alsacia y sus cigüeñas, y reptiles curiosos de Marruecos.
Después del apoyo definitivo de la Embajada y las gestiones de un Cónsul ecuatoriano en Hamburgo, en noviembre de 1958, hace veinte años, a bordo del Portinus, Christian se embarcó para el país de sus sueños, para las Islas de su aventura. En diciembre llegó a Guayaquil, en pleno calor tropical. La acogida en Quito, gracias a varias recomendaciones, fue cordial; las autoridades ecuatorianas, varios amigos, entre los que debo mencionar a otro futuro Embajador en París, Cristóbal Bonifaz Jijón, todo se le facilitó. En uno de sus bellos libros, Christian ha referido todo con sinceridad y gracia.
En Enero de 1959 un avión militar le transportó a las Islas Galápagos, en donde pasará, no los tres meses previstos, pero ocho, intensamente vividos, admirablemente aprovechados… Un primer reportaje a la revista “Paris-Match” (noviembre de 1959) con el relato de su viaje y la historia maravillosa de un país de iguanas y tortugas gigantes, de pájaros exóticos, de cormoranes y flamencos rosados, y de 39 Europeos evadidos de la civilización moderna, fue la iniciación de una obra que día a día, año tras año, hemos visto ampliarse, adquirir resonancias inesperadas.

Vigía de la Torre Eiffel (9)

LA CIUDAD DE QUITO Y LAS ISLAS GALÁPAGOS: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
II
Dr.  A. Darío Lara

Pero, la culminación de este primer viaje, el acto que podría calificar de triunfal lo vivimos la noche del sábado 22 de octubre de 1960 cuando en la sala Pleyel absolutamente repleta, luego de la presentación cordial de Paul-Émile Victor, se proyectó por primera vez, dentro del programa  “Conocimiento del Mundo”, la película GALÁPAGOS de Christian Zuber. El impacto que produjo dicha proyección fue extraordinario, inolvidable. Quienes se hallaban presentes, creían, en realidad, vivir un sueño maravilloso, recorrer un país de exotismo, de inocencia como en la mañana del primer día de la creación. Cosa inhabitual: la muchedumbre que asistía a esta gran “première”, por cinco veces aplaudió espontánea y calurosamente escenas que seguramente habían sido filmadas por primera vez y por primera vez se revelaban a los ojos curiosos del mundo civilizado. “Extraordinaria, maravillosa, admirable…” eran los epítetos que de boca en boca corrían por la sala, mientras aplausos prolongados aseguraban al artista hasta entonces desconocido, la consagración total que sólo el público parisiense suele dar a quienes de verdad logran conmoverlo. Este éxito provocó una avalancha de cartas a la Embajada. Las Islas Galápagos vinieron a ser un sueño al alcance de todos, un país en donde la vida tenía su verdadero sentido.

Después… resulta inútil pretender presentar a Christian Zuber. La proyección de películas en tantos países, en tantos continentes, su programa “Caméra au poing” en la Televisión Francesa, sus miles de presentaciones y conferencias, sus numerosos libros, su último programa realizado con RTL y que hizo vivir, septiembre de 1978, a un grupo de estudiantes del Liceo Dammariles-Lys, la aventura fabulosa de un viaje a esas Islas, todo este admirable esfuerzo lo ha orientado a una misma finalidad: la protección de los animales, la salvaguardia de la naturaleza. Después de tantos viajes alrededor del mundo, de visitas a los países más diversos y a rincones los más exóticos, la acción de Christian Zuber ha convertido su nombre, como el panda de la “World Wildlife Fund” del que es uno de los miembros del Comité Internacional, en un símbolo universalmente conocido y querido.
Pero, como ecuatoriano y porque Christian Zuber ha iniciado su aventura en el Ecuador y su consagración está ligada a las Islas Galápagos, he de recordar aquí este aspecto ecuatoriano de su actividad. Después de su visita en 1959 era inevitable que regresara y ha regresado en 1962. Nuevas películas, nuevos libros, más conferencias y proyecciones. Nueva avalancha de cartas a la Embajada. En el tercer, 1973, como en el cuarto viaje, 1975, le acompañan su esposa Nadine y su hijo Olivier. En este último viaje, luego de 200 días en que recorre las Islas, navegantes radiosos y solitarios a bordo del Mistral, prepara una nueva película, la misma que presentó, por primera vez, también en la sala Pleyel, en Octubre de 1976. El éxito lo confirmaron los miles de espectadores que cada vez llena la sala. Su admiración iguala a la de los primeros espectadores, en 1960. La princesa Carolina de Mónaco que asistía a la proyección recibió entonces la primera sugerencia para visitar Galápagos.

Vigía de la Torre Eiffel (10)

LA CIUDAD DE QUITO Y LAS ISLAS GALÁPAGOS: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
III
Dr.  A. Darío Lara

Reunido en Washington para su segunda sesión, del 5 al 8 de Septiembre de 1978, el Comité del Patrimonio Mundial inscribió doce sitios culturales o naturales de sietes países “que merecen ser preservados en beneficio de la humanidad entera”. La ciudad de Quito y las Islas Galápagos, aquel fabuloso capital de la naturaleza y de la humanidad, se hallan en esa lista excepcional.

Esta consagración, en lo que a las Islas Galápagos se refiere, es el resultado de largos años de una campaña llevada a cabo por las Autoridades Ecuatorianas en los últimos años, por científicos e investigadores de los cuatro costados del globo, por organismos internacionales, por asociaciones como la “Charles Darwin”, que se han ocupado por la protección de esa naturaleza privilegiada, de esas especies de animales que tanto han llamado la atención de científicos y turistas. Una ley, en 1958, había declarado dichas Islas “reserva nacional”. En esta labor no exagero al aseverar que la obra realizada por Christian Zuber para el conocimiento, la protección de las Islas Galápagos le colocan en uno de los primeros sitios. Gracias a sus películas, libros, conferencias… usando técnicas modernas, nadie ha dado a las Islas Galápagos, la resonancia, el prestigio, como este joven Alsaciano que hace veinte años se lanzó en una de las más bellas aventuras de nuestros tiempos.

El Gobierno del Ecuador, gracias en particular a las gestiones del Embajador Antonio José Lucio Paredes, ex Ministro de Relaciones Exteriores, lo ha reconocido solemnemente. Y, por curiosas circunstancias, nada raras en la vida diplomática, me cupo el privilegio, un día del invierno de 1978, en presencia de Nadine y mi esposa, de entregarle la medalla de Oficial del Orden Nacional al Mérito del Ecuador. Veinte años después del mensajero rubio llegaba la condecoración tricolor.

Vigía de la Torre Eiffel (11)
LA CIUDAD DE QUITO Y LAS ISLAS GALÁPAGOS: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
IV
Dr. A. Darío Lara

[…] Frente a este lúgubre panorama, cómo no apreciar la obra que realiza Christian Zuber, cuyo lema mayor es el retorno a la naturaleza primitiva, a la vida original que permite, sin ilusiones, sin falsedades, disfrutar de la auténtica alegría de vivir. La presentación de sus películas de las Islas Galápagos, su campaña por la protección de la vida en sus estados más puros y precarios, son los más saludables antídotos para cuantos tienen el privilegio de habitar, aunque sea momentáneamente, en el universo zuberiano. Aquel mundo encantado en el que nos sumerge en cada una de sus proyecciones. Mundo que atraviesa las almas y nos introduce en el misterio. Mundo de islas lejanas, que habría encantado a Saint-John Perse, el poeta de los Pájaros, al que Paul Claudel habría consagrado una de sus grandes Odas o que evocó, tal vez, en “El espíritu y el agua”. Mundos el de estas cumbres de la poesía de este siglo, que se bañan como las Islas encantadas, en una luz apacible, de ruidos naturales, de voces primitivas, como en un inmenso movimiento de aguas que invita a la evasión. Mundo de las Islas lejanas, mundo de poesía que evoca la amplitud de horizontes cubiertos de multitudes de pájaros sembrados al viento; mundo de colores constantemente renovados por invisible mano que parece alejarse sin cesar, sin nunca dejar de estar presente… Mundo y poesía de perfecta lucidez, de serenidad y en donde se balancea ligeramente una infinita tristeza.

Los siglos pasan. El hombre y las cosas cambian. Otros hombres vendrán con su cuotidiano quehacer, siempre inacabado, con su tarea siempre recomenzada… Pero, sin nostalgias, sin pesares hostiles, al despedirse de esos mundos entrevistos por la cámara de Christian, de esos paisajes que se deshacen: seguirán agitando nuestra memoria, vibrando en nuestra sensibilidad. Y junto a esos mundos inalterables, como un vuelo inmenso de pájaros, como un sacudimiento de espíritu y de agua: Saint-John Perse y Paul Claudel -poetas mayores, garantizados de eternidad sobre las cenizas de tantos falsificadores del arte, blasfemos irrisorios de ayer-  su canto es el acompañamiento adecuado y sin par para el poema lírico, en color, construido brillantemente por el cineasta francés.
Este mundo con la fascinación de las Islas lejanas, será en adelante un Patrimonio Natural de la Humanidad, una reserva sin igual del hombre desconsolado del fin de siglo; pero, siempre incansable en la búsqueda de algún sueño imposible.

NOTAS:

(2) Nota 3, ibídem.
(3) Ibid.; pág. 85. Reproducimos la nota 10 que nos interesa particularmente: “Nota 4-1-98/72, 10 de mayo 1972, de la Embajada del Ecuador en Francia a la Cancillería. En su informe A. Darío Lara, con sentido visionario, subraya sobre todo la importancia que tendría la cooperación internacional en el patrimonio mundial y sugiere algunas líneas de acción al respecto”.
(4) Ibíd.; pág. 86.
(5) Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Alocución del Señor Amadou-Mahtar M’Bow, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en la ceremonia de inscripción de Quito y las Galápagos en la lista del patrimonio mundial, cultural y natural. Quito, 27 de julio de 1979.
(7) Si analizamos la “Lista del Patrimonio Mundial” de la UNESCO, reproducida actualmente, vemos que el ser pionero fue muy importante para asegurar el éxito internacional de esta Convención
(8) El Tiempo, Quito, agosto, jueves 9 de 1979.
(9) El Tiempo, Quito, agosto, viernes 10 de 1979.
(10) El Tiempo, Quito, agosto, domingo 12 de 1979.
(11) El Tiempo, Quito, agosto, lunes 13 de 1979.
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