Delegado Permanente Alterno del Ecuador ante la UNESCO
“Quito y las Islas Galápagos cuya inscripción había sido propuesta por el Ecuador figuran en esta primera lista, lo que confiere así una solemne consagración a su valor universal. Esta consagración que ningún otro sitio parece merecer en mayor grado, es un homenaje rendido a la belleza de un país y a la calidad de sus hombres”. Amadou-Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO
A manera de introducción, recordemos lo que escribió tan acertadamente el Embajador Mauricio Montalvo al respecto: “En vista de la función decisiva que cumplió el Servicio Exterior en estos procesos y sin la cual hubiese sido imposible la inscripción tanto del Centro Histórico de Cuenca como de la Reserva Marina de Galápagos en la Lista del Patrimonio Mundial, creo que es propicia la ocasión para revisar la presencia y participación de la diplomacia ecuatoriana en el patrimonio mundial. En efecto se trata de una filiación que no se restringe a estos casos recientes sino por el contrario se remonta a los orígenes mismos del patrimonio mundial. Como se podrá advertir en las líneas que siguen, el Servicio Exterior ha estado presente, de una manera u otra, en todos los acontecimientos más importantes y decisivos del Ecuador en el patrimonio mundial. En todos los otros sitios del país inscritos en la Lista (Centro Histórico de Quito, Islas Galápagos y Parque Nacional Sangay) tanto en sus procesos de nominación como en su gestión posterior se ha contado con la atención y cuidado de la diplomacia ecuatoriana” (1).
En efecto: “La diplomacia ecuatoriana participa en los asuntos relativos al patrimonio mundial desde la gestación de la reunión de expertos que prepara el proyecto de Convención. Según los archivos correspondientes, en la Embajada (París, 4-22 de abril 1972) participó A. Darío Lara, entonces Agregado Cultural del Ecuador en Francia y en las reuniones de la Conferencia General que aprobó la Convención (16 noviembre 1972) representó al Ecuador en la discusión Filoteo Samaniego, que a la época era Director Nacional de Patrimonio Artístico. El Ecuador es el décimo quinto país en el mundo y el primero en América latina en formar parte de la Convención; el instrumento de aceptación lo refrenda el Canciller Antonio Lucio Paredes el 30 de septiembre de 1974 y su depósito lo realizó Carlos Uribe Lasso, en su calidad de Encargado de Negocios ante la UNESCO, así desde el 16 de junio 1975 el Ecuador es parte de la Convención (3).
El resultado obtenido por la diplomacia ecuatoriana, lo resaltó con claridad y precisión Amadou-Mahtar M’Bow, Director General de la UNESCO, cuando fue invitado a Quito, el 27 de julio de 1979, al afirmar: “El Ecuador, primer país, de América Latina que ratifica el Convenio, ha sido elegido miembro y Vicepresidente del Comité de la primera Asamblea General de los Estados Miembros. Ha sido también el primer Estado Miembro del Convenio en presentar propuestas de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial”. Por esta razón reproduciremos este discurso en su totalidad, así como las partes más relevantes traducidas posiblemente por primera vez al español, del informe de la segunda sesión del Comité Intergubernamental de la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, de octubre de 1978 y, para concluir este homenaje, una serie de artículos del doctor A. Darío Lara quien, como diplomático, participó también a esta inscripción.
Señores Ministros,
Señores Miembros del Parlamento,
Señor Alcalde,
Señor Rector,
Excelencias,
Señoras, Señores:
Esta ceremonia marca en efecto el feliz término de los esfuerzos pacientes desplegados por todos aquellos que, en el Ecuador así como en el resto del mundo trabajan para que se preserven, para siempre, las obras de arte y los lugares privilegiados de la naturaleza, los mismos que por su calidad constituyen indivisiblemente el bien común de la humanidad.
Quisiera también subrayar la contribución importante que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza aportan a los proyectos de cooperación entre el Ecuador y la UNESCO, quisiera finalmente agradecer al Arquitecto Rodrigo Pallares, Director Nacional del Patrimonio Cultural, por la eficacia de su participación en las obras del Comité del Patrimonio Cultural, así como al señor Teodoro Suárez, Director de los Parques Nacionales, por su confianza y fiel colaboración y manifestar una vez más al señor Fernando Dobronsky, Ministro de Educación, Presidente de la Comisión Nacional del Ecuador para la UNESCO cuanto he apreciado el clima de confianza y de mutua estima que ha rodeado siempre a nuestras relaciones de trabajo.
Así, el único desarrollo real es aquel que preserva la existencia del hombre, mejora sus condiciones de vida y permite el florecimiento de todas sus facultades y de todas sus aspiraciones materiales así como intelectuales, espirituales y morales. Tal desarrollo supone el doble respeto de la identidad de cada pueblo y de la integridad de su marco de vida. Pues las esperanzas de hoy día son indisociables de la historia de ayer, y las aspiraciones de la sociedad son inseparables de las exigencias de su medio ambiente. Así, las obras cinceladas por la mano del hombre, los valores que constituyen el ser de los pueblos, como los sitios labrados por el tiempo, encierran una parte irremplazable de la memoria del mundo de la cual es esencial inspirarse para abrirse camino hacia el futuro. Además la supervivencia del hombre de hoy como especie no puede disociarse de la salvaguardia del medio natural en el cual se establece, ya que todo atentado grave contra la seguridad de éste pueden tener consecuencias incalculables sobre la vida misma.
Este Convenio asocia, por primera vez, la salvaguardia del patrimonio cultural que comprende obras arquitectónicas, conjuntos monumentales o tradicionales y los sitios arqueológicos, inscripciones, grutas y grupos de elementos que tienen un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia – a la del patrimonio natural constituido por las reservas y los parques nacionales, representativos de la evolución de la tierra y de la diversidad de su flora y de su fauna.
El Ecuador, primer país de América Latina, que ratifica el Convenio, ha sido elegido miembro y Vicepresidente del Comité de la primera Asamblea General de los Estados Miembros. Ha sido también el primer Estado Miembro del Convenio que presente propuestas de inscripción en la lista del Patrimonio Mundial. La primera tarea del Comité ha sido en realidad la de emprender la difícil tarea de establecer esta lista. En su primera sesión celebrada en París en junio-julio de 1977, adoptó los criterios que permiten definir los lugares, culturales o naturales, dotados de un valor universal excepcional. Y con motivo de su segunda sesión, celebrada en Washington a principios de septiembre de 1978, escogió, según estos criterios, los doce primeros sitios juzgados dignos de formar parte del patrimonio mundial.
Quito y las Islas Galápagos cuya inscripción había sido propuesta por el Ecuador figuran en esta primera lista, lo que confiere así una solemne consagración a su valor universal. Esta consagración que ningún otro sitio parece merecer en mayor grado, es un homenaje rendido a la vez a la belleza de un país y a la calidad de sus hombres.
¿La misma ciudad de Quito no ha ofrecido a la acción del hombre un marco natural incomparable? A 2818 metros de altura, el volcán Pichincha y las colinas del Panecillo y del Ichimbía han suministrado en efecto a los edificadores sucesivos de la ciudad un relicario incomparable. La capital del legendario Reino de los Quitus convertida en el siglo 15 en la capital de la parte norte del Imperio de los Incas, el Tahuantinsuyo, que ejercía ya en el hombre un atractivo irresistible. Y cuando los españoles fundan allí, en 1534, San Francisco de Quito, experimentan, al igual que sus antecesores, la fascinación del sitio.
Su sensibilidad artística se adapta a los grandiosos alrededores de los Andes, para dar nacimiento allí a un conjunto urbanístico de una potente originalidad. Los monumentos que allí se concentran, la armonía de sus formas, la riqueza y la variedad de las esculturas y las pinturas que los adornan, confieren a Quito un lugar central en el arte hispanoamericano constituido por aportes múltiples. Fusionando aportes múltiples: indígenas, españoles, italianos y flamencos, los artistas han desarrollando allí un estilo que ha resplandecido luego en todo el Continente, el de la “Escuela de Quito”. Este excepcional conjunto de obras maestras del arte plástico que da testimonio tan intensamente de la sensibilidad y de la fe irreductible de un pueblo que bien se merece figurar en la primera lista del patrimonio mundial y que en este acto fue consagrado por la ceremonia impregnada de serena dignidad que nos reúne hoy.
Es por otro concepto evidentemente que las Islas Galápagos están inscritas en esta lista. Charles Darwin subrayó las características únicas que presentan las Islas debido a la enorme variedad de especies animales y vegetales que ahí se encuentran. Este Archipiélago volcánico constituye un ecosistema complejo y único el cual, en razón principalmente de la influencia de las corrientes marinas que lo rodean y de la diversidad de las protecciones que la naturaleza volcánica de su relieve ofrece a la fauna y a la flora, da albergue a una concentración sin igual de animales y de plantas raras. Varios de ellos, por lo demás, han desarrollado características específicas determinadas por la influencia de tal medio ambiente. Las Islas Galápagos son con justa razón consideradas como un Museo viviente de la evolución de las especies. “Que, tanto en el tiempo como en el espacio, escribió Darwin al respecto, se tiene aquí la impresión de acercarse un poco a ese evento importante, ese misterio de los misterios que representa la primera aparición de nuevos seres sobre la tierra”.
Gracias a la incansable labor, al valor y la inteligencia del pueblo ecuatoriana, la “Tierra deseada” de Quito así como las “Islas Encantadas” de Galápagos han podido hasta ahora sobrevivir a los cataclismos naturales y superar los conflictos provocados por la urbanización o por las fantasías de los hombres.
Es, de ahora en adelante, responsabilidad moral de toda la comunidad internacional, participar solidariamente en el esfuerzo que requiere su protección permanente.
De este modo podrán abrirse a la admiración del mundo, al propio tiempo que permanecen, señor Ministro de Educación, según la bellísima imagen que usted utilizó al inaugurar el coloquio de arquitectos urbanistas celebrado en 1977 bajo los auspicios de la UNESCO, semejantes a la “antigua casa familiar, siempre renovada y siempre viviente”.
La UNESCO al organizar en mayo-junio de 1978 en Quito y las Galápagos, con la colaboración del Ministerio de Educación un seminario internacional de periodistas dedicado a la conservación del patrimonio cultural y natural del Ecuador, ha querido contribuir a dar al mundo una conciencia plena del valor de estos sitios para suscitar el anhelo de solidaridad que impone su preservación.
Yo quisiera reafirmar nuevamente ante los representantes del Gobierno del Ecuador, así como ante todo los participantes en la presente ceremonia, el firme compromiso de la UNESCO de apoyar en todos los campos de su competencia la obra de desarrollo de los recursos culturales y naturales de este país.
Por cierto, participó en la creación y el equipamiento del taller de restauración de los bienes culturales del Convento de San Agustín en Quito, al igual que colabora con la Casa de la Cultura, con el Centro Internacional de Estudios Superiores en Comunicación (CIESPAL) y el Departamento de Publicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero nuestra contribución, vosotros lo sabéis, no se limita a la defensa del patrimonio ecuatoriano. Cubre todos los campos de competencia de la Organización.
En materia de educación, además del proyecto piloto que acabo de mencionar, la Organización ha prestado su colaboración, gracias principalmente a la financiación del PNUD, al esfuerzo de planificación y de administración de la educación, de desarrollo de la enseñanza rural y técnica, de creación del sistema nacional de nuclearización educativa para el desarrollo rural y la organización del Instituto Nacional de Capacitación del personal de enseñanza.
En el campo de las ciencias exactas, ha contribuido a la creación de la Estación Científica “Charles Darwin” en la Isla de Santa Cruz, suministrado su asistencia al Instituto Oceanográfico y a la Escuela Politécnica Nacional y prestado su apoyo para la elaboración de la política científica y tecnológica.
En el campo de las ciencias sociales, ha participado ampliamente en las actividades emprendidas bajo los auspicios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales con miras a favorecer el desarrollo y apoyado los esfuerzos de su Sede académica de Quito y del Instituto de Investigaciones económicas de la Universidad Católica de Quito.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Nuestra generación está confrontada a una tarea sin precedentes en la Historia de la Humanidad –la de pensar el futuro y organizar el presente y al propio tiempo tomando en cuenta todas las especificidades, en términos que sean por primera vez, efectivamente universales. Es así que está llamada a realizar, basándose en la justicia y la solidaridad, una cooperación cada vez más fecunda entre las naciones del mundo, a fin de que el florecimiento de cada una de ellas, lejos de parecer una amenaza a las demás, sea por el contrario percibido como una promesa de enriquecimiento para todos.
Tal cooperación tiene probabilidades de lograr buen éxito únicamente si supera el marco de los acuerdos políticos o económicos entre Estados; si se extiende a los múltiples campos de la cultura que es la única que puede hacer nacer en el espíritu de los pueblos la plena conciencia de su destino común. Es por esto que la preservación de la herencia histórica de cada uno de ellos, con las ramificaciones que la han empujado a la secuencia de los siglos, en el resto del mundo, representa una condición vital de la comprensión y del respeto mutuos a escala planetaria.
El Ecuador y la UNESCO pueden con pleno derecho felicitarse, aquí, por esforzarse juntos de contribuir a ello.
Antes de iniciar la Segunda Sesión del Comité Intergubernamental de la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, leemos: “En el transcurso de los días futuros, los trabajos del Comité del patrimonio mundial marcarán una etapa importante para la promoción de la conservación del patrimonio cultural y natural de un valor universal excepcional en el mundo entero… f) Jimmy Carter (La Casa Blanca, Washington, el 1° de septiembre de 1978- mensaje dirigido al Sr. David Hales, Delegado del Comité del patrimonio mundial, Departamento de Estado, Washington, D.C. 20520- Anexo I)”. Para el Ecuador, pocas veces palabras formuladas por un Presidente estadounidense fueron tan acertadas. En efecto, la Ciudad de Quito y las Islas Galápagos en esta sesión histórica, gracias a la actuación de la diplomacia ecuatoriana cambiará muy positivamente y para siempre la historia de nuestra urbe y nuestro archipiélago, como lo veremos a continuación al traducir al español, posiblemente por primera vez, las partes pertinentes de este informe de más de veinte páginas y, así, conocer mejor la actuación de nuestro Servicio Exterior Ecuatoriano:.
“CC-78/CONF.010/10 Rev
Original: inglés
Informe final
INTRODUCCIÓN
[…]
APERTURA DE LA SESIÓN.
III. ELECCIÓN DEL PRESIDENTE, DE LOS VICEPRESIDENTES Y DEL RELATOR
26. El antiguo Relator presentó el punto de vista del Buró sobre este asunto. Ha subrayado que, en la opinión del Buró, convendría estudiar en los mejores plazos la puesta en marcha de una campaña publicitaria general para promover los objetivos de la Convención y los trabajos del Comité. Este tipo de campaña permitiría al público informarse sobre la importancia que reviste la conservación del patrimonio mundial; aceleraría las ratificaciones de los Estados miembros a la Convención; incitaría al pago de nuevas contribuciones al Fondo del patrimonio mundial y, de una manera general, permitiría emprender la acción educativa contemplada en el marco de la Convención misma.
VIII. EXAMEN DE LAS PROPOSICIONES DE INSCRIPCIÓN EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL
NOMBRES DE LOS BIENES INSCRITOS EN LA LISTA DEL PATRIMONIO MUNDIAL
39. Además, para su tercera sesión, el Comité decidió aplazar el examen de todas las otras proposiciones enumeradas en el documento CC-78/CONF/010/7. En lo que concierne esas proposiciones y aquellas recibidas después de la reunión del Buró (las cuales están enumeradas en el documento CC-78/CONF/010/7 Add; 1) (no ha sido posible proceder a un examen técnico exhaustivo, ni tampoco a la traducción y la comunicación a todos los Estados miembros del Comité, en los plazos impartidos antes de la segunda sesión). Por lo tanto, estos dos grupos de proposiciones serán transmitidos para su respectivo examen al Buró, antes de ser estudiados por el Comité durante su próxima sesión.
LISTA DE PARTICIPANTES (A)
[…]
Dr. Luis Gallegos Chiriboga
(A) Los otros miembros de esta segunda sesión del Comité fueron: Australia, Canadá, Egipto, Francia, República Federal de Alemania, Irán, Irak, Nigeria, Polonia, Túnez, Estados Unidos de América y Yugoslavia; los observadores: Brasil, Marruecos, Panamá, Suiza, Siria y una lista de Organizaciones invitadas a título consultativo” (6).
Después de cuarenta años de una histórica actuación diplomática, podemos afirmar que, con Etiopía y Polonia, el Ecuador es el primer país en el mundo en tener bienes cultural y natural inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial; luego que, en 1978, es el único país del continente americano y de América latina que la UNESCO reconoció como patrimonio cultural y natural (7).
Así, una vez puestos de relieve estos éxitos diplomáticos, una ilustración de esos documentos oficiales con la reproducción de una serie de artículos del actor y testigo de esos acontecimientos, nos parece una excelente conclusión.
Vigía de la Torre Eiffel (8)
Quienes hemos tenido la suerte de participar en los variados y solemnes actos de la declaración oficial de Quito Patrimonio de la Humanidad, el día viernes 26 de julio, no olvidaremos jamás que hemos vivido uno de esos momentos que marcan la historia de una ciudad, de una nación. Del acto solemne y académico del Palacio Legislativo, del acto cívico de la declaración oficial en la Plaza de la Independencia a la sesión solemne del Ilustre Municipio de Quito, las horas fueron luminosas y profundamente emotivas. Los discursos, las elocuciones que se pronunciaron pueden constituir un bello poema en homenaje a la histórica ciudad de Atahualpa y de Benalcázar, de Espejo y Mariana de Jesús; de tantos héroes y místicos, pintores y escultores, poetas y escritores que dan a nuestro país un puesto honorable en el concierto de los pueblos más cultos.
Vigía de la Torre Eiffel (9)
II
Pero, la culminación de este primer viaje, el acto que podría calificar de triunfal lo vivimos la noche del sábado 22 de octubre de 1960 cuando en la sala Pleyel absolutamente repleta, luego de la presentación cordial de Paul-Émile Victor, se proyectó por primera vez, dentro del programa “Conocimiento del Mundo”, la película GALÁPAGOS de Christian Zuber. El impacto que produjo dicha proyección fue extraordinario, inolvidable. Quienes se hallaban presentes, creían, en realidad, vivir un sueño maravilloso, recorrer un país de exotismo, de inocencia como en la mañana del primer día de la creación. Cosa inhabitual: la muchedumbre que asistía a esta gran “première”, por cinco veces aplaudió espontánea y calurosamente escenas que seguramente habían sido filmadas por primera vez y por primera vez se revelaban a los ojos curiosos del mundo civilizado. “Extraordinaria, maravillosa, admirable…” eran los epítetos que de boca en boca corrían por la sala, mientras aplausos prolongados aseguraban al artista hasta entonces desconocido, la consagración total que sólo el público parisiense suele dar a quienes de verdad logran conmoverlo. Este éxito provocó una avalancha de cartas a la Embajada. Las Islas Galápagos vinieron a ser un sueño al alcance de todos, un país en donde la vida tenía su verdadero sentido.
Vigía de la Torre Eiffel (10)
Reunido en Washington para su segunda sesión, del 5 al 8 de Septiembre de 1978, el Comité del Patrimonio Mundial inscribió doce sitios culturales o naturales de sietes países “que merecen ser preservados en beneficio de la humanidad entera”. La ciudad de Quito y las Islas Galápagos, aquel fabuloso capital de la naturaleza y de la humanidad, se hallan en esa lista excepcional.
El Gobierno del Ecuador, gracias en particular a las gestiones del Embajador Antonio José Lucio Paredes, ex Ministro de Relaciones Exteriores, lo ha reconocido solemnemente. Y, por curiosas circunstancias, nada raras en la vida diplomática, me cupo el privilegio, un día del invierno de 1978, en presencia de Nadine y mi esposa, de entregarle la medalla de Oficial del Orden Nacional al Mérito del Ecuador. Veinte años después del mensajero rubio llegaba la condecoración tricolor.
Vigía de la Torre Eiffel (11)
LA CIUDAD DE QUITO Y LAS ISLAS GALÁPAGOS: PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
IV
Dr. A. Darío Lara
[…] Frente a este lúgubre panorama, cómo no apreciar la obra que realiza Christian Zuber, cuyo lema mayor es el retorno a la naturaleza primitiva, a la vida original que permite, sin ilusiones, sin falsedades, disfrutar de la auténtica alegría de vivir. La presentación de sus películas de las Islas Galápagos, su campaña por la protección de la vida en sus estados más puros y precarios, son los más saludables antídotos para cuantos tienen el privilegio de habitar, aunque sea momentáneamente, en el universo zuberiano. Aquel mundo encantado en el que nos sumerge en cada una de sus proyecciones. Mundo que atraviesa las almas y nos introduce en el misterio. Mundo de islas lejanas, que habría encantado a Saint-John Perse, el poeta de los Pájaros, al que Paul Claudel habría consagrado una de sus grandes Odas o que evocó, tal vez, en “El espíritu y el agua”. Mundos el de estas cumbres de la poesía de este siglo, que se bañan como las Islas encantadas, en una luz apacible, de ruidos naturales, de voces primitivas, como en un inmenso movimiento de aguas que invita a la evasión. Mundo de las Islas lejanas, mundo de poesía que evoca la amplitud de horizontes cubiertos de multitudes de pájaros sembrados al viento; mundo de colores constantemente renovados por invisible mano que parece alejarse sin cesar, sin nunca dejar de estar presente… Mundo y poesía de perfecta lucidez, de serenidad y en donde se balancea ligeramente una infinita tristeza.
NOTAS: