Por A. Darío Lara
Al evocar el nombre de Jorge Carrera Andrade viene inmediatamente a nuestra mente la idea del gran poeta cuya obra ha sido tan difundida y tan comentada gracias a incontables traducciones a varios idiomas por notables representantes de las letras de diversos países. Así, para el novelista y crítico Alain Bosquet: “Jorge Carrera Andrade es uno de los dos o tres poetas vivientes más grandes de la poesía de este siglo”, afirmó en 1952. Para el profesor y diplomático René L.F. Durand: » Jorge Carrera Andrade es uno de los dos o tres grandes nombres de la importante pléyade de poetas que son el honor de las letras de América Latina”. “La más alta voz de América, un señor de las Letras”, han repetido varios críticos al comentar su labor poética. Y, si he de mencionar una voz ecuatoriana entre tantas que se han dejado oir, según el escritor Alejandro Carrión, después de mencionar algunos de los más notables escritores de lengua española que merecían el Premio Nobel, en carta a Carrera Andrade, el 3 de noviembre de 1977, le escribe: “… tú eres nuestro aporte del siglo 20 al Club de los Grandes”.
– EUGENIO ESPEJO, el criollo del siglo 18 que se presenta como el paradigma del nuevo hombre americano, civilizado, libre y demócrata; digno discípulo de Denis Diderot: “agitador de opiniones y despertador de ingenios”. Fue uno de los notables precursores de la independencia americana y apóstol del respeto de los derechos del ciudadano;
– JUAN MONTALVO, el mayor de nuestros escritores del siglo 19, cuya vida y cuya obra estuvieron siempre inspirados por la defensa de la libertad de los individuos, la defensa de los derechos de los ciudadanos frente a todos los abusos del poder. Montalvo fue un apóstol de la solidaridad humana, combatió por el progreso del pueblo, el respeto de la moral, la libertad de cultos y la tolerancia religiosa: elementos todos que, en una u otra forma, se mencionan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En páginas que Jorge Carrera Andrade consagró a estos mentores de su pensamiento se ve claramente que fueron ellos quienes influyeron en su educación, en su formación. Sin embargo, llama la atención que mucho antes de tales escritos de su edad madura, cuando su primer viaje a Europa, en 1928, impregnado de las ideas revolucionarias que agitaban los medios universitarios, a muchos escritores de aquellos años, en Cartas de un Emigrado (Quito, 1933), insistentemente se preocupó por la condición de las clases populares de su país y, más aún, de la situación miserable de los Indígenas de los países andinos. Para el joven quiteño, en ese período de entre dos guerras, era una toma de conciencia de la sociedad de su época, de su preocupación por la defensa de las clases oprimidas, privadas de libertad, de derechos fundamentales, mientras de Berlín a París, de Marsella a Barcelona, se impregnaba de nuevas ideas sociales y analizaba el sistema de llevarlas a la práctica al regreso a su país.
Pero, se debe reconocer que Jorge Carrera Andrade gracias a su actividad diplomática, particularmente desde que asumió las funciones de Jefe de la Misión Diplomática en Londres, en 1947, por su participación en reuniones internacionales de aquellos años, especialmente como miembro de la Delegación del Ecuador a la Tercera Conferencia General de las Naciones Unidas reunida en París, en el Palacio de Chaillot, a fines de 1948, fue cuando estas actividades cobraron singular intensidad, como vamos a comprobar.
Delegación del Ecuador en la Tercer Conferencia General de las Naciones Unidas, Paris 1948. Constan de izuiqerda a derecha: José A. Correa, Jorge Carrera Andrade, Rodrigo Jácome Moscoso, Carlos Manuel Larrea, Homero Viteri Lafronte, Presidente de la Delegación (tomado del N. 5 de los Folletos de la Academia -El Ecuador y los Derechos Humanos 1948-1998-, editado por José Ayala Lasso, Darío Lara, Claude Lara, José Rosenberg; Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 1998)
Consultando los archivos del Ministerio de Relaciones del Ecuador se puede observar que desde años anteriores a 1948 el asunto de los Derechos Humanos preocupaba a los Representantes del Ecuador en los Organismos Internacionales. En varias Notas oficiales de la Cancillería Ecuatoriana, en el curso de 1947, se da cuenta de las actividades del Consejo Económico y Social, de la Comisión de los Derechos Humanos. Se menciona, por ejemplo, (Nota del 17 de septiembre de 1947) el “Proyecto Ecuatoriano sobre deberes y derechos de los Estados”. Pero, no hay duda que en la Conferencia General de 1948 fue cuando este asunto estuvo en primera línea y ocupó el interés predominante de los países miembros de dicho Organismo. El discurso pronunciado por el Presidente de la Delegación del Ecuador, Embajador Homero Viteri Lafronte, (28 de septiembre de 1948) nos introduce de lleno en el fondo de tan importante problema.
De este modo, el escritor que tanta importancia dio en sus escritos a su ilustre mentor, Don Juan Montalvo, defensor de los derechos humanos, apóstol de la solidaridad y del progreso de los pueblos, de la tolerancia y el respeto de la moral, gracias a su función diplomática e internacional, participó decididamente en aquel gran capítulo de la historia de este siglo y colaboró activamente para que la Declaración Universal de los Derechos Humanos tenga una aplicación práctica y entre a formar parte de normas que deberán regir la vida de los Estados, contribuyendo así a la consolidación de una paz general y duradera de la humanidad.
Legación del Ecuador en Francia-Miembros de la Delegación del Ecuador ante la Asamblea de las Naciones Unidas, depositan ofrenda floral al pie del busto de Juan Montalvo, en la plaza Champerret – París el 7 de Diciembre de 1948.
De izquierda a derecha: Sr. Dr. Dn. José A. Correa, Delegado Alterno y Secretario General de la Delegación, Sra. Paulette de Carrera Andrade, Sr. Dr. Dn. Jorge Carrera Andrade, Enviado extraordinario Ministro Plenipotenciario en Londres y Delegado ante la Asamblea de las Naciones Unidas, Sra. Hipatía de Vela Barona, Excelentísimo Sr. Dr. Dn. Homero Viteri Lafronte, Presidente de la Delegación de las Naciones Unidas, Sra. Rosa de Viteri Lafronte, Sr. Dr. Dn. Rodrigo Jácome Moscoso, Enviado Extraodinario Plenipotenciario en Roma, Delegado ante la Asamblea de las Naciones Unidas, Sr. Don Alejandro Castelu Concha, Encargado de Negocios en la Suiza, Delegado ante la Asamblea de las Naciones Unidas, Excelentísimo Sr. Embajador ante el Vaticano Don Carlos Manuel Larrea, Delegado ante la Asamblea de las Naciones Unidas y Señor Don Gonzalo Vera Barona Encargado de Negocios ad-interim en París, Secretario de la Delegación ante la Asamblea de las Naciones Unidas.
* El Ecuador y los Derechos Humanos 1948-1998 Folleto de la Academia Diplomática N° 5. Imprenta del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador. Quito-Ecuador; págs. 8-16.
**Ver: Presentación de Diferentes Documentos sobre la Participación del Ecuador en la Declaración Universal de Derechos Humanos
***Ver: La Declaración Universal de Derechos Humanos: nacimiento, negociación y adopción