Por Claude Lara Brozzesi* (In Revista AFESE, N. 34, 1999, pp. 198-209)

La exposición que ahora presenta el Ministerio de Relaciones Exteriores, intitulada: “Ecuador y Francia una historia en común”, no es una presentación exhaustiva de las relaciones diplomáticas entre nuestros dos países. No, tiene la bella e instructiva intención de dar a conocer selectos documentos de los Archivos Históricos de estas Cancillerías y, particularmente, aspectos poco o nada conocidos de ciertas facetas de las actividades diplomáticas, realizadas en Francia por: Gonzalo Zaldumbide (1883-1967) y su obra montalvina; Alfredo Gangotena (1904-1944) y su creación literaria; Jorge Carrera Andrade (1901-1978) y la Declaración Universal de Derechos Humanos; Gonzalo Escudero (1903-1971) y su actividad internacional; y A. Darío Lara (1918-2009) y sus labores educativa y docente.

GONZALO ZALDUMBIDE

La cronología será nuestra columna vertebral para ilustrar ciertos documentos expuestos en esa exhibición. Las primeras fotografías, con mucha razón, destacan la labor cultural del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario Gonzalo Zaldumbide de quien recordémoslo: “Sin discusión, su actividad montalvina, ecuatoriana fue y quedará ejemplar” (1).

En efecto, el 27 de junio de 1925, cuando informó a su Cancillería de la ceremonia de la colocación de la placa conmemorativa en la casa en que murió Juan Montalvo, nuestro Representante expresa con mucha claridad que esta ceremonia no sólo era literaria, sino esencialmente diplomática.

“Pero, a pesar de que la ceremonia que nos ocupa no se proponía sino honrar a un gran literato su realización no revistió únicamente importancia literaria… Leer siquiera el nombre de la República del Ecuador como país capaz de producir un hombre de la talla de Montalvo ya es buena propaganda ante los millares de individuos que leerán la inscripción. Además, bueno es recordar que Montalvo es el primer sudamericano que recibe aquí esta distinción.

Por otra parte, dejando de lado la organización de este acto y la colocación de la placa, cabe poner de relieve la distinguidísima asistencia que presenció y participó en esta ceremonia diplomática como dice en su mensaje cablegráfico:

«ACTO INAUGURACIÓN AGRUPÓ SELECTA CONCURRENCIA DIPLOMÁTICOS, INTELECTUALES, PERIODISTAS, PRONUNCIARON BELLÍSIMOS DISCURSOS: MARTINENCHE, PROFESOR SORBONA, UNAMUNO, EXRECTOR UNIVERSIDAD SALAMANCA, CONTENOT, REPRESENTANTE MUNICIPALIDAD, DE WALEFFE, PRESIDENTE PRENSA LATINA, EXALTANDO NOMBRE MONTALVO Y CELEBRANDO ECUADOR, CORRESPONSALES CIEN PERIÓDICOS EXTRANJEROS Y CUATRO AGENCIAS CABLEGRÁFICAS TRANSMITIRÁN COMUNICADO ESPECIAL. RECEPCIÓN POSTERIOR LUCIDA, CUATROCIENTAS PERSONAS. ASISTIERON DIPLOMÁTICOS AMERICANOS, MIEMBROS OTRAS COLONIAS, PERSONALIDADES OFICIALES FRANCIA, ESCRITORES, PERIODISTAS, INTELECTUALES. CONCURRIERON ECUATORIANOS TODOS…» (3).

En efecto para la época la cobertura de prensa puede calificarse de extraordinaria, si tomamos en cuenta tanto el número de diarios -15 y corresponsales de 100 periódicos extranjeros-, como la calidad de los comentarios:

“El gran escritor ecuatoriano Dn. Juan Montavlo fue honrado ayer en París, donde vivió proscrito y donde murió en 1889. Ayer, como tributo a su memoria, fue colocada una placa conmemorativa en la casa N. 26 de la calle Cardinet. Primeramente, el Excmo. Sr. Gonzalo Zaldumbide Ministro del Ecuador, hizo uso de la palabra para agradecer a los miembros del Comité, cuyo organizador había sido él mismo; el Sr. Martinenche, profesor de la Sorbona, trazó la obra del difunto escritor tan profundamente marcado por la influencia de Francia. El País de Lamartine al que adora, y de Víctor Hugo a quien venera.

Después, Dn. Miguel de Unamuno, antiguo Rector de la Universidad de Salamanca, proscrito como su favorito, y como él uno de los maestros de la lengua castellana, rindió un vibrante homenaje al polemista y escritor de las Catilinarias, de los Siete Tratados, y de los Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. En fin, el Sr. Contenot, Secretario del Concejo Municipal y Dn. Mauricio de Waleffe rindieron a la memoria del extinto el tributo de admiración de la ciudad de París y de los cien diarios que reúne la Prensa Latina.

Terminó esta bella fiesta de amistad latina con una reunión en casa del Excmo. Sr. Gonzalo Zaldumbide, a la que asistieron numerosas personalidades de las colonias Sud-Americanas y de la sociedad parisiense” (4).

Así la presentación de estos documentos y de esas breves explicaciones, que ahora hacemos, contribuirán a difundir esta excepcional labor diplomática:

“En el caso de Gonzalo Zaldumbide y en lo que se refiere a sus comunicaciones tanto oficiales como particulares, hay algunas que deberán ser revisadas y elevadas al conocimiento del historiador, del biógrafo, para una justiciera reivindicación de esta sobresaliente personalidad de la diplomacia y de las letras ecuatorianas” (5).

ALFREDO GANGOTENA

Por Acuerdo Ejecutivo N. 335, de 19 de noviembre de 1935, Alfredo Gangotena fue designado Adjunto Civil a la Legación del Ecuador en Francia y también, más tarde, por Acuerdo N. 172, de 15 de octubre de 1940, Canciller ad-honorem del Consulado General del Ecuador en Valparaíso, Chile (6). Estos nombramiento poco dicen sobre su creación literaria; sin embargo, este ilustre diplomático ha aportado a la diplomacia nacional una obra poética que, en este siglo, une admirablemente a nuestras dos culturas. Más información y precisión las encontramos en el discurso de agradecimiento de André de Pardiac de Monlezun, durante el homenaje ofrecido por Francia (7), cuando proclamó: el “Ecuatoriano, Alfredo Gangotena fue en América del Sur, Embajador de las Letras Francesas…” (8).

En efecto, sus primeras producciones son escritas en francés y ¡qué francés!: “Desde los 19 años hasta su muerte, en 1944, va de triunfo en triunfo ante la admiración de todos, y de todos los grandes de la literatura francesa” (9). Prueba de ello, las ilustrativas críticas de eminentes intelectuales galos de esta época:

Max Jacob: “No se leen sino sus versos”, “Creo que usted es aquello que tenemos de mejor entre los recién venidos”, “Reconozco en usted al verdadero poeta”, “No sé cómo decirle la admiración que me produce su prodigiosa invención de imágenes”.

Jean Cocteau: “Tiene usted genio”, “Sabe usted cuánto le admiro”, “Su Orogénie es una copa de cielo”, “Sin la amistad de poetas como usted respiro mal”.

Jules Supervielles: “Es usted un gran poeta, de una originalidad impresionante. Sus poemas ¡Qué porte, qué emoción. ¡Qué suerte para América del Sur!”.

Henri Michaux: “No hay acentos que me hayan emocionado como los suyos. No llego a comprender cómo sus genialidades no convencen a los otros como me convencen a mí. Considéreme como la persona más conquistada por la dramática poesía de Alfredo Gangotena” (10).

¿Un Embajador de las Letras Francesas? Sí, también, por su correspondencia excepcional: “De la numerosa correspondencia mantenida, entre la que figuran hermosísimas cartas de los más importantes escritores franceses de la época tales como Supervielle, Michaux, Cocteau, Maritain, Antonin Artaud, Valéry Larbaud, Stefan Weig, Daniel Rops y otros, …” (11).

Por otra parte, vale la pena recordar que ilustres diplomáticos ecuatorianos: Gonzalo Escudero, Filoteo Samaniego y Carlos Tobar permitieron que su obra sea conocida, difundida y admirada en el país: “He aquí, reunida por vez primera, la poesía total de Alfredo Gangotena. Para muchos lectores, que sólo lo conocían por Tempestad Secreta y los poemas que Carrera Andrade tradujo para su Antología de la Poesía Francesa Contemporánea (Bebida Turbia y Cuaresma), este libro significa el descubrimiento de un poeta extraordinario” (12).

Una historia en común; sí, indiscutiblemente, por los valores análogos que las culturas ecuatoriana y francesa comparten, defienden y divulgan como lo recordó Jules Supervielle, en homenaje a su gran amigo: “Después de los horribles días de 1940, Gangotena se consagró a nuestra causa, hizo religión con Francia, por así decirlo. Abandonando sus negocios y sus estudios, dio todo su tiempo y todas sus fuerzas a nuestro país. Fue el porta palabra del Comité de la Francia Combatiente en el Ecuador, ante las autoridades de su país, ante sus amigos y, especialmente, ante los enemigos de nuestra causa. “Es mi modesta contribución para mi patria espiritual”, decía. Algunos minutos antes de su muerte, en la plenitud de su conciencia, pidió a su hermana, casada con el conde de Monlezum, partidario desde el principio del General de Gaulle, que le enterrase con esa Cruz de Lorena que siempre llevaba consigo (13).

JORGE CARRERA ANDRADE

“Tú sabes que te quiero y admiro y he sido siempre tu atento y seguro servidor y ello porque creo –una vez que ya se acaba el siglo XX y se puede ver su extensión panorámicamente- que eres tú el mayor poeta ecuatoriano de este siglo y el más ecuatoriano de todos… Es así, eres nuestro aporte Siglo XX al Club de los Grandes” (14); así evoca el nombre de Jorge Carrera Andrade el escritor Alejandro Carrión. Si conocemos al gran poeta, se debe reconocer que su participación en reuniones internacionales, especialmente como miembro de la Delegación del Ecuador a la Tercera Conferencia General de las Naciones Unidas, reunida en París, en el Palacio de Chaillot, a fines de 1948, era ignorada. Pero, gracias a la actividad de la Cancillería Ecuatoriana para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948-1998) (15) y los documentos fotográficos de esa exposición, se está apreciando mucho mejor la labor de nuestra Delegación en la negociación, elaboración y adopción de esta Declaración. En aquella histórica conferencia fue cuando Jorge Carrera Andrade, como miembro de la Delegación del Ecuador, tuvo una actuación relevante y cumplió un papel destacado como vamos a comprobar (16):

“El Presidente de la Delegación me designó para participar en las deliberaciones de la Tercera Comisión, en cuyo orden del día figuraba el gran tema de la Declaración de los Derechos del Hombre, que finalmente adoptaría su forma definitiva y su nombre de Declaración Universal de Derechos Humanos…” (17).

Prueba de esta intensa colaboración de la Delegación Ecuatoriana y, particularmente de Jorge Carrera Andrade en la negociación y elaboración de la Declaración Universal de Derechos Humanos, es lo que relata un testigo y observador de aquellos tiempos:

“Como lo ha recordado la prensa de la época, el Representante del Ecuador en la Tercera Comisión de Cuestiones Sociales y Humanitarias fue uno de los pocos Delegados que logró introducir reformas en el Proyecto Universal de Derechos Humanos, entre otras, a no ser expatriado o desterrado arbitrariamente, el derecho del trabajador a las medidas de protección social que complete su salario para cubrir sus necesidades y las de su familia” (18).

Otro aspecto olvidado, fruto de esta constante intervención ecuatoriana:

“4.- Entre los once países escogidos para integrar la Subcomisión de Estilo o Subcomisión cuarta, tuvo el honor de contarse el Ecuador, siendo uno de los dos únicos países latinoamericanos –el otro fue Cuba- admitido al lado de los Cinco Grandes y de cuatro naciones de los otros Continentes: Bélgica, Australia, Líbano y Polonia.

5.- Esta Subcomisión, bajo la Presidencia del Profesor René Cassin, Delegado de Francia, sesionó día y noche, desde el primero al cuatro de diciembre inclusive. En su última sesión eligió como Miembros del Grupo Lingüístico a los siguientes Delegados: Chang y Tsao (China), Borisov y Patrov (Rusia), Pérez Cisneros (Cuba), Carrera Andrade (Ecuador), Rundall (Inglaterra) y Ryckmans (Bélgica).

6.- En la sesión inicial, el suscrito hizo una declaración sobre la estructura general de la Declaración pidiendo que se adoptara un método sencillo que pudiera ser comprendido por las masas populares, guardando su esencia filosófica, pero sin caer en el dominio de lo esotérico y lo abstracto, y solicitó que se tratara de organizar los artículos en grupos homogéneos, partiendo de lo esencial a lo particular, como por ejemplo: el derecho a la vida, el derecho a la igualdad ante la ley, el derecho a la libertad, el derecho al trabajo y el derecho a un nivel de vida suficiente” (19).

Así, terminamos sobre esta histórica actuación de la Delegación Ecuatoriana, reproduciendo las palabras del señor Charles Malik, Delegado del Líbano, Presidente de la Tercera Comisión de Cuestiones Sociales, Humanitarias y Culturales:

“3.- Después de haber citado a los Delegados de las Cinco Grandes Potencias y a los iniciadores de la Declaración – nacida al calor de la Comisión de Derechos Humanos, que fue creada en 1946-, el orador declaró:

No puedo dejar pasar esta ocasión sin mencionar las contribuciones verdaderamente importantes que han realizado en esta etapa de la historia de la elaboración de la Declaración ciertos elementos que no tuvieron la oportunidad de participar en las etapas iniciales de este documento. La Declaración que se halla ante vosotros, será siempre un testimonio del pensamiento lógico y analítico de mi buen amigo de Australia, señor Alan Watt. El señor Cisneros de Cuba y el señor Carrera Andrade, del Ecuador, han contribuido con el gran tesoro de su erudición y alto idealismo…

4.- Luego hizo mención también, el Presidente Malik, al enriquecimiento que había experimentado la Declaración Universal con las añadiduras hechas por cuatro países, entre ellos el Ecuador” (20).

GONZALO ESCUDERO

1951 marca una fecha histórica para las relaciones diplomáticas entre el Ecuador y Francia. En efecto, como el visitante y el lector habrán observado, durante toda la primera mitad del siglo XX, el nivel de nuestra representación diplomática era una Legación y no una Embajada. Así, por Decreto N. 2071, de 5 de noviembre de 1951, se nombra a nuestro primer Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Ecuador ante el Gobierno de la República Francesa, el doctor Gonzalo Escudero.

Si el poeta es conocido, admirado y grandemente apreciado en el mundo hispanoamericano (21), lastimosamente su obra de jurista e inernacionalista sigue olvidada y uno de los aspectos muy positivos de esta exposición consiste en dar a conocer algunas facetas de esta importante y diversificada labor diplomática, de la cual enumeraremos algunos puntos:

“He servido a mi Patria, la República del Ecuador, a través de más de cinco lustros en las más altas funciones de su política exterior y durante las más conflictivas etapas de su historia internacional que gravitaron imponderablemente en sus destinos y que aparejaron hasta graves riesgos para su propia existencia” (22).

Fue nombrado Miembro de la Corte permanente de Arbitraje de La Haya, en febrero de 1952 (23);

Presidente de la Delegación Ecuatoriana de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los Tratados que se realizó en Viena (1º parte de la conferencia: 26 de marzo-24 de mayo de 1968);

Presidente de la Delegación del Ecuador ante la Comisión Jurídica de la Sexta Asamblea General de las Naciones Unidas para elaborar el “Proyecto de Declaración de Derechos y Deberes de los Estados”, el 16 de noviembre de 1951 (24);

Participó activamente al nivel regional y mundial al conocimiento y difusión de la tesis de las 200 millas que permitieron al Ecuador extender su territorio con una superficie marítima de casi 1.100.000 km2;

Embajador, Delegado Permanente del Ecuador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el 27 de noviembre de 1969.

Esta exposición tiene también la intención de suscitar posteriores estudios e investigaciones; para ello la Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior Ecuatoriano ha creado: “la Biblioteca del Pensamiento Internacionalista del Ecuador” (26), la que deberá incluir una sección reservada a los ilustres diplomáticos ecuatorianos que han servido a la Patria; y, además de los ya citados en esta presentación, debe constar el nombre del exCanciller Gonzalo Escudero.

A. DARÍO LARA

Al recibir la Orden de San Lorenzo, en el grado de Comendador, el 30 de septiembre de 1994; en el Decreto número 2165-A, el Presidente de la República Sixto Durán Ballén consideró:

“Que el Doctor A. Darío Lara se ha distinguido como educador, historiador y literato, habiendo sido por más de cincuenta años el mayor promotor de la cultura en París, no sólo a través de publicaciones e investigaciones históricas sino como catedrático de literatura hispanoamericana y ecuatoriana en las Universidades Católica y de la Sorbona, París-X Nanterre de la capital francesa” (27).

Desde luego, gracias a su labor diplomática en Francia (1955-1983), para esta exposición destacaremos algunos aspectos de su labor docente que nos recuerda el G.F. Pardo de Leygonier, Académico de Historia de Venezuela:

“Empezaré por recordar que A. Darío Lara ha sido el creador en el seno del Centro de Estudios e Investigaciones Iberoamericanas del Instituto Católico de París, y desde unos 25 años, no solamente de una cátedra ecuatoriana, pero también de una forma especial de cátedras rotativas de estudios superiores que se extendió a todos los otros países de nuestra América… Tan sólida ha sido la iniciativa de Darío Lara que cuando la enseñanza universitaria propiamente dicha fue absorbida por la Facultad de Letras del mismo Instituto Católico, quedó el Centro después, consagrado a conferencias y comunicaciones históricas, literarias, políticas del más alto interés. Colmada su autonomía, bajo la presidencia de Edmong Giscard d’Estaing, el Centro patrocina ciclos de conferencias, ya sea en la Casa de América Latina, ya sea en el Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad de París, y en la misma Universidad Católica, en la célebre sala d’Hulst. En su larga permanencia entre las destacadas figuras que representan dignamente nuestra América. Es uno de esos pilares sólidos y conocidos sobre los cuales se apoyan los franceses que se interesan en nuestra existencia y en nuestra cultura…” (28).

Más recientemente, en la década del setenta, esta faceta educacional de la diplomacia conoce otro brillante éxito:

“Desde 1972 funciona en la Universidad de París-X, una de las catorce Universidades que conforman la Academia de París, el Centro de Estudios Ecuatorianos. Esta agrupación fue organizada gracias al entusiasmo de algunos profesores franceses y al esfuerzo del entonces Agregado Cultural de la Embajada del Ecuador en París, doctor Darío Lara, Encargado de Cursos de Civilización y Letras Hispanoamericanas en la mencionada Universidad. El 6 de febrero de 1975, el Centro de Estudios Ecuatorianos fue reconocido legalmente por las autoridades francesas. Entre sus objetivos se menciona: facilitar y desarrollar los estudios sobre la República del Ecuador; estrechar las relaciones de los dos países y promover los intercambios de estudiantes e investigadores ecuatorianos y franceses. En gran parte, tales objetivos se han realizado. Desde 1972, se mantiene dicho Centro, cursos permanentes sobre temas ecuatorianos. Así, ha figurado en el programa universitario ciclos sobre las siguientes obras: “A la Costa”, “El Éxodo de Yangana”, “Huasipungo”, “Juyungo” y para el próximo año ha sido seleccionada “La Beldaca” de Alfredo Pareja. Lo interesante es que tales obras permiten a los estudiantes realizar un intenso recorrido a través de la historia, de la política, de la sociología, de la economía, del arte y de la cultura del Ecuador. Los trabajos, las disertaciones de los estudiantes que han seguido tales cursos, son una brillante prueba del interés que el Ecuador ha despertado en la Universidad de París… Esta actividad, entre muchas otras, demuestra la inteligente y valiosa labor que cumple la Embajada del Ecuador en París. Así mismo, es una bella demostración de la colaboración franco-ecuatoriana en su más alto nivel: la Embajada y la Universidad, la diplomacia y la cátedra” (29).

Evocando otro semblante de su labor diplomática y citando el título del prólogo del exMinistro de Relaciones Exteriores, Embajador Alfonso Barrera: “Un observador de los observadores”, cabe resaltar que sus investigaciones sobre los viajeros y diplomáticos franceses en el Ecuador (30) son aportes significativos a la cultura nacional, como lo apreciará el lector en otra colaboración de este catálogo.

Para concluir acerca de estas destacadas actividades diplomáticas, estas bellas palabras formuladas cuando se incorporó a la Academia Nacional de Historia:

“Darío Lara como educador, investigador, historiador, literato ha sido un gran promotor de la cultura ecuatoriana. Ha sido un faro luminoso, que con luz propia y difundiendo luces ajenas, pero nacionales, se ha convertido en un gran difusor de nuestra imagen desde París, llamada también Ciudad Luz…” (31).

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*Consejero del Servicio Exterior Ecuatoriano. Actualmente Cónsul General del Ecuador en Montreal.

NOTAS:

(1) A. Darío Lara: “Gonzalo Zaldumbide, Ministro Plenipotenciario del Ecuador en París (1923-1929)”, en “La Vitrina de un País sobre el Mundo –informes de los Diplomáticos Franceses del siglo XIX”, Biblioteca del Pensamiento Internacionalista del Ecuador; AFESE y Abya-Yala; Quito-Ecuador, 1997; pág. 350.

(2) Claude Lara B.: “Homenaje a Juan Montalvo: histórica actuación diplomática”, Revista N. 31 de AFESE, agosto de 1998, Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Quito; pág. 91. Cabe destacar aquí uno de los aspectos más relevantes de la misión cultural de Gonzalo Zaldumbide que, en París, publicó obras de eminentes escritores nacionales, como lo anunció en su nota N. 170 de 4 de abril de 1925: “En este mismo periódico se acoge favorablemente mi idea respecto a la publicación de las obras de Montalvo, Crespo Toral y Medardo Ángel Silva, así como de la colocación de una placa en la casa en que murió (Montalvo)…”. Gonzalo Zaldumbide realizó este proyecto y recordemos que se preocupó de la reimpresión de gran parte de las obras completas de Juan Montalvo en la Editorial Garnier Hermanos en el siguiente orden; 1921: “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, en un tomo, con una presentación de Gonzalo Zaldumbide “Dos palabras” y “Siete Tratados” con un prólogo de Gonzalo Zaldumbide; 1923: “El Cosmopolita”, en dos tomos, con un prólogo de Gonzalo Zaldumbide; 1925: “Las Catilinarias”, en dos tomos, con un prólogo de Miguel de Unamuno; “El Cosmopolita”, en dos tomos, con un prólogo de Gonzalo Zaldumbide; 1929: “El Regenerador”, en dos tomos, con un prólogo de Francisco García Calderón; 1929: “Las Catilinarias”, en dos tomos, con un prólogo de Miguel de Unamuno; 1930: “Siete Tratados”, en dos tomos, con un prólogo de Rufino Blanco Fambona y “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, en dos tomos, con el prólogo de Gonzalo Zaldumbide “Dos palabras”. Idem nota 12, tomo II, págs. 345 a 346. Así como “Poesías Escogidas” de Medardo Ángel Silva, editorial Excelsior, París, 27 Quai de la Tournell, 1926. Selección y prólogo de Gonzalo Zaldumbide; págs. VII a XXV. De la misma manera dio a conocer varios textos de Crespo Toral.

(3) “Homenaje a Juan Montalvo: histórica actuación diplomática”.Ibid; págs. 89-91 .

(4) Este artículo se intitula: “En Honor del Escritor Ecuatoriano Don Juan Montalvo” del Petit Journal, 30 de junio de 1925. Los periódicos que publicaron recortes de prensa son: “Le Petit Journal” del 30 de junio de 1925; el “Excelsior” del 3 de julio de 1925; “The Paris Times” del 30 de junio de 1925; la “Revue de l’Amérique Latine”; “Le Gaulois” del 30 de junio de 1925; “Le Figaro” del 30 de junio de 1925; “The New York Herald” del 30 de junio de 1925; “L’Oeuvre” del 30 de junio de 1925; “Le Matin” del 29 de junio de 1925; “Le Peuple” del 30 de junio de 1925; “Le Débat” del 30 de junio de 1925; “Le Petit Parisien” del 30 de junio de 1925; el “Journal” del 1o de julio de 1925; “Au Jour le Jour” del 29 de junio de 1925; “The Chicago Tribune” del 30 de junio de 1925. Todos los artículos están reproducidos en mi estudio: “Homenaje a Juan Montalvo y textos desconocidos” in Memoria N. 5-6, Sociedad Ecuatoriana de Investigaciones Históricas y Geográficas (SEIGHE), Quito-Ecuador, 1999.

(5) Idem nota 1; pág. 340.

(6) Filoteo Samaniego: “Cabos Sueltos”, biblioteca de la revista cultura XVIII, Banco Central del Ecuador, Cayambe-Ecuador, 1998; pág. 108 y Adriana Castillo de Berchenko: “Alfredo Gangotena, poète équatorien (1904-1944) ou l’Écriture partagée”. Collection Études. Presses Universitaires de Perpignan, Francia, 1992; pág. 160.

(7) Adriana Castillo de Berchenko: « L’itinéraire d’un poète équatorien en France: Alfedo Gangotena (1920-1930) ». Thèse de Nouveau Doctorat, tomo II (Anexos). Atelier National de Reproduction des Thèses. Université de Lille III 9, rue A. Angellier 59046 Lille, 1991; págs. 485-496.

(8) Ibid, pág. 495.

(9) Idem nota 6 ; pág. 109. Ver también : « Alfredo Gangotena, poèmes français”. Orphée-La Différence, Francia, 1991; 2 tomos.

(10) Ibid; págs. 109-110. Acerca de la amistad entre Henri Michaux y Alfredo Gangotena, ver mi estudio: “El Renacimiento de Alfredo Gangotena”. Revista de AFESE, N. 26, febrero de 1996, Quito-Ecuador; págs. 128-140. Y, también: “1934: Michaux y Gangotena, hay alguien que sangra”, Revista France-Ecuador N.1, Alianza Francesa de Quito, Laser Editores, Ecuador, 1998, págs. 89-96.

(11) Ibid; pág. 121.

(12) Alfredo Gangotena “Poesía”. Traducciones de Gonzalo Escudero y Filoteo Samaniego. Mensaje de Jules Supervielle. Prólogo de Juan David García Bacca. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1956; 250 págs.

(13) “Alocución que pronunció Jules Supervielle en el Homenaje que se rindió al Poeta Ecuatoriano Alfredo Gangotena, en el Uruguay”, en: “El Renacimiento de Alfredo Gangotena”. Idem nota 10; págs. 134-135.

(14) Carta de Alejandro Carrión de 3 de noviembre de 1977, reproducida en el discurso de incorporación del Dr. A. Darío Lara a la Academia Ecuatoriana de la Lengua Correspondiente de la Real Academia Española; junio 1999. Ver Carta escrita desde Washington, el 3 de noviembre de 1977, in Revista de AFESE 99, No 34, Ministerio de RR.EE. del Ecuador-Quito; pág. 175

(15) –“El Ecuador y los Derechos Humanos, 1948-1998”, José Ayala Lasso, Darío Lara, Claude Lara, José Ricardo Rosenberg, folleto N. 5 de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Quito; 219 págs.
-“Conmemoración del Cincuentenario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948-1998)”. Revista N. 19 del Instituto Superior de Postgrado en Ciencias Internacionales de la Universidad Central, Quito-Ecuador, 444 págs.
“Droits de l’Homme/Derechos Humanos”, Revista N. 1 France-Ecuador, alianza francesa de Quito, Ecuador; 160 págs
Revista N. 33, enero-abril 1999 de la Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior Ecuatoriano (AFESE), Quito; 293 págs

(16) Esta presentación se basa en el estudio “Jorge Carrera Andrade y los Derechos Humanos” de A. Darío Lara; págs. 8-16.

(17) Ibid; pág. 11.

(18) Ibid; pág. 12.

(19) “Presentación de Diferentes Documentos sobre la Participación del Ecuador en la Declaración Universal de Derechos Humanos”. Claude Lara, idem nota 15; págs. 76-77.

(20) Ibid; pág. 82 .

(21) “Obra Poética”. Editorial Ecuador F.B.T., Quito-Ecuador, 1998; 341 págs.

(22) “Justicia para el Ecuador”, edit. Casa de la Cultura Ecuatoriana. Quito-1968; pág. 7.

(23) Ver nota N. 27-DAO-T, 20 de febrero de 1952 y nota N. MR/34/52/, París a 3 de marzo de 1952.

(24) Ver nota, París a 23 de noviembre de 1951.

(25) Claude Lara B.: “La Doctrina Marítima Latinoamericana y el Sistema Marítimo del Pacífico Sudeste”. Edit. El Duende, Quito-Ecuador, 1993; ver nota 133 en las págs. 348-349 .

(26) Idem nota 15: revista N. 33, enero-abril 1999 de AFESE; págs. 170-185 y revista N.1, France-Ecuador; págs. 133-147.

(27) Archivo del autor y Libro «Clemente Ballén de Guzmán -un notable guayaquileño condenado a muerte por la Gestapo» (por A. Darío Lara), pág. 157

(28) A. Darío Lara: “Viajeros Franceses al Ecuador en el Siglo XIX”, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1987, 2TM. Edición, Ecuador, 1971; pág. 171 y “Gabriel Lafond de Lurcy, viajero y testigo de la historia ecuatoriana”. Banco Central del Ecuador, colección histórica XVI, 1988, Quito-Ecuador; págs. 22-25. Ver también nota N.-MR-79/49, París 3 de octubre de 1949 de Gonzalo Escudero.

(29) “Centro de Estudios Ecuatorianos en París” in Carta de Noticias N. 187 del 11 al 25 de septiembre de 1979, Año IV. Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, Quito; págs. 16-17. Asimismo: “Este otro Montalvo”, Abya-Yala, Cayambe-Ecuador, 1996; págs. 271-272 y “La Vitrina de un País sobre el Mundo”, idem nota 1; pág. 58

(30) Idem nota 1; págs. III-VIII. Es necesario precisar que el diplomático Filoteo Samaniego ha realizado importantes investigaciones sobre este tema y escribió varias obras sobre viajeros y cronistas franceses como: “Viaje a América meridional de Henri Onnfroi de Thoron” y “Équateur, terre fertile sous le soleil et chroniques de voyage”, tomos I y II. Ediciones Delroisse 92100 Boulogne, Francia.

(31) Párrafo del discurso que el licenciado Francisco Salazar Alvarado pronunció el 22 de enero de 1998, en la incorporación de la Academia Nacional de Historia, archivo del autor.

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